“Santidad, quiero ser un representante de Cristo”

El pequeño se llama Nathan de Brito, se acercó al papamóvil entre la multitud y conmovió a todos. “Voy a rezar por ti, pero te pido que reces por mí. A partir de hoy, tu vocación se concretó”, le respondió Francisco.

Fue, por lejos, la imagen del día en lo que respecta a la visita de Francisco a Río de Janeiro y el video recorrió el mundo, emocionando a todos. Es que entre los muchos niños que, en estos días en Río de Janeiro, han recibido la atención del Papa, ayer especialmente emocionado estuvo el abrazo entre Jorge Bergoglio y un pequeño brasileño, que portaba una camiseta de fútbol a rayas verdes y amarillas. Durante el recorrido en el papamóvil carioca en el barrio de la Gloria, poco antes de llegar al Palacio Arzobispal para el Angelus, el pontífice se unió a Nathan de Brito, de 9 años de edad. Un guardia de seguridad se acercó al Papa Francisco, que elevado al niño y lo recogió.

"Santidad, quiero ser sacerdote de Cristo, un representante de Cristo", dijo el niño, que entonces comenzó a llorar de emoción. Conmovido por sus palabras, Bergoglio respondió: "Voy a rezar por ti, pero te pido que reces por mí. A partir de hoy, tu vocación se concretó". La escena prosiguió con el niño caminando tembloroso, llorando y tapándose su rostro, rumbo al encuentro de su padre que, también con una camiseta similar, lo recibió a un costado del camino, entre la muchedumbre.

Esto se dio en el marco de una situación peculiar: el papa Francisco volvió ayer a alterar la agenda prevista cuando optó por viajar en el papamóvil hacia el palacio del arzobispado de Río de Janeiro, donde celebró el Angelus. 

Alrededor de las 10.30 horas el pontífice resolvió dejar el Fiat de paseo en el que había abandonado una quinta del norte carioca, para pasar al papamóvil, de laterales descubiertos que utilizado varias veces desde que llegó a Brasil el lunes. Pocos minutos después el Pontífice comenzó a recorrer lentamente la avenida Rio Branco, en el centro carioca, donde besó a un bebé y en seguida el público se acercó para saludarlo y en esas circunstancias se dio el emotivo encuentro con el pequeño Brito.

Siguiendo al pie de la letra su prédica de "hacer lío" y agitar a la Iglesia, el papa Francisco regresó ayer (un día frío pero de cielo despejado) a las calles de Río, por donde se paseó en papamóvil en medio de multitudes en éxtasis, tras confesar a cinco jóvenes.

Francisco, el primer papa latinoamericano, practica el contacto con el pueblo y su intensa agenda prevé innumerables recorridos en papamóvil por la ciudad, que muchas veces sorprenden a los cientos de miles de peregrinos que asisten a la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ). Miles de jóvenes corrieron detrás del papamóvil, lloraron, gritaron. "Es inexplicable; hasta ahora estoy medio aturdida, con ganas de llorar. Fue una sorpresa verlo pasar. Hoy llegué a las cinco de la mañana de Belo Horizonte, es mi cumpleaños y ver al Papa fue mi mejor regalo", dijo la peregrina Barbara Perpetuo, de 23 años.